«La Universidad Desconocida en Brooklyn» no tiene sede pero cuenta entre sus «rectores desconocidos» con Enrique Vila-Matas o Junot Díaz, y toma su nombre del libro de Roberto Bolaño para impartir cursos itinerantes de literatura en español porque se trata, precisamente, de crear en la lengua de Cervantes.
Un apartamento o la sede de la Unión Nacional de Escritores de Nueva York han albergado cursos de esta especial universidad, que cuenta entre sus profesores con escritores latinoamericanos -algunos ganadores de premios literarios- radicados en la Gran Manzana.
Aquí no existen las complicaciones de largas colas para el pago de matrícula ni el alto costo de una universidad en EE.UU., pese a estar en la llamada capital del mundo y, la «Universidad Desconocida», que nació el pasado septiembre en Brooklyn, puede presumir además del contenido de sus cursos.
«Hay muy buenos escritores que viven en Nueva York, tienen tiempo y ganas de dar las clases. Juntamos escritores que están en la ciudad con gente que quiere escribir y ponemos énfasis en el español», dijo a Efe el uruguayo Javier Molea, fundador del proyecto junto a la española María Bordallo.
La inquietud de Bordallo por expresar sus sentimientos a través de la escritura le llevó a hablar con su amigo Javier, encargado de la sección en español de la librería McNally Jackson en Manhattan y fundador de DiazGrey Editorial, quien tenía el conocimiento y los contactos para echar a andar el proyecto.
«María me convenció de que era el momento, de que había demanda», agregó al recordar que había recibido propuestas antes para organizar talleres literarios, pero consideró que no era la gente ni el momento apropiado.
Bordallo agrega en conversación con Efe que hay mucha gente como ella, que trabajan, que no son escritores, pero con un deseo inmenso de escribir y que no pueden pagar el alto coste de las universidades.
«Le llamamos la Universidad Desconocida en Brooklyn» porque María y yo vivimos en Brooklyn. Nos gustó además llamarle así porque Brooklyn es un territorio inexplorado para el español. La mayoría de la cultura que se hace en Nueva York, por gente de Nueva York se hace en Brooklyn en inglés, como lecturas en casas, librerías en casas, lecturas en cafés», indicó Molea.
Pero sobre todo, los fundadores toman el nombre de «La universidad desconocida», último libro de poesía del chileno Roberto Bolaño (1953-2003), publicado póstumamente en 2007.
«Le admiramos, es un homenaje a Bolaños», dicen. Su logo es una escalera «hacia lo desconocido», que también toma la idea de la portada del libro de Bolaños.
Los dos primeros cursos, de poesía y narrativa, comenzaron el pasado octubre con diez alumnos, que se enteraron «de boca a boca» de los talleres, que pueden extenderse entre cuatro y ocho semanas. El segundo nivel de los cursos en febrero aumentaron de dos a siete.
«La metodología del curso se la dejamos al profesor, lo único que le exigimos es que las personas escriban. Preferimos los cursos en español, aunque se hace alguna cosa en inglés», explicó Molea.
Al final, se publica un libro con lo que escribieron los estudiantes y se le entrega una copia en la fiesta de «graduación», explicaron Bordallo y Molea.
Los estudiantes son variopintos, en su mayoría latinoamericanos, algunos, estudiantes universitarios.
Los cursos incluyen talleres de poesía, crónica, ensayo, narrativa, teatro, guión cinematográfico, novela mexicana, tarot y poesía y ‘patafísica’, y seminarios de investigación literaria.
«Esto es un proyecto callejero», dice además Bodallo sobre la iniciativa, que cuenta con el apoyo de importantes escritores, como Vila-Matas, que en la biografía de su último libro se publicó que es «rector» de la «Universidad Desconocida» (http://unidesconocidaenbrooklyn.wordpress.com).
Otros «rectores desconocidos» honoríficos son Eduardo Lago, Sylvia Molloy o Diamela Eltit.
«Los ‘rectores’ son escritores muy grandes, un grupo que nos promociona y ayuda», destaca Molea y agrega que «lo más importante» del proyecto «es que pasó de talleres a comunidad literaria».
«Se están creando círculos (literarios), la gente se está conociendo poco a poco, los profesores, los alumnos, nosotros. Es crear, es juntar. Había mucha demanda en Nueva York, mucha gente interesada pero desperdigada», dice por su parte Bordallo.
Aunque los cursos se ofrecen a un costo módico, también hay posibilidades de pago a plazos, descuentos y hasta becas.
«Se trata de flexibiliad porque ese es el concepto, todo lo contrario a universidades estructuradas. Queremos darle facilidad a la gente» que quiere escribir en español, destacaron.